I Tesalonicenses 1: 1 - 10
Pablo, Silvano y Timoteo, a la iglesia de los tesalonicenses, en Dios Padre y en el Señor Jesucristo. Gracia y paz a vosotros de nuestro Padre Dios y del Señor Jesucristo. Siempre damos gracias a Dios por todos vosotros, y os recordamos en nuestras oraciones. Sin cesar recordamos ante Dios, nuestro Padre, la obra de vuestro trabajo de amor, y vuestra constante esperanza en nuestro Señor Jesucristo.
Hermanos amados de Dios, sabemos que él os ha elegido, porque nuestro evangelio llegó a vosotros, no solo en palabras, sino también con poder, en el Espíritu Santo, y en plena convicción. Bien sabéis cómo nos portamos entre vosotros, para vuestro bien.
Y vosotros viniteis a ser imitadopres de nosotros y del Señor, y recibisteis la Palabra a pesar de la mucha tribulación, con el gozo que da el Espíritu Santo. De tal manera que habéis sido ejemplo a todos los creyentes de Macedonia y Acaya.
Porque partiendo de vosotros, la Palabra del Señor ha resonado, no solo en Macedonia y Acaya. Vuestra fe en Dios se ha extendido a todo lugar, de modo que no necesitamos hablar nada.
Porque ellos cuentan la manera en que nos recibiteis, y cómo os convertisteis de los ídolos a Dios, para servir al Dios vivo y verdadero; y esperar en los cielos a su Hijo que resucitó de los muertos, a Jesús, que nos libra de la ira venidera.
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