Romanos 8: 26-31
Además, el Espíritu nos ayuda en nuestra debilidad. Porque no sabemos pedir lo que conviene, pero el Espíritu mismo intercede por nosotros con gemidos indecibles. Y el que sondea los corazones, sabe cuál es la intención del Espíritu, y él intercede por los santos conforme a la voluntad de Dios. Sabemos que todas las cosas obran para el bien de los que aman a Dios, de los que han sido llamados según su propósito. Porque a los que de antemano conoció, también los predestinó a que fuesen modelados a la imagen de su Hijo, para que él sea el primogénito entre muchos hermanos.
Y a los que predestinó, a éstos también llamó; y a los que llamó, a éstos también justificó; y a los que justificó, a éstos también glorificó. Ante esto, ¿qué diremos? Si Dios está por nosotros, ¿quién contra nosotros?
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