sábado, 20 de noviembre de 2010

La Palabra Diaria

Mateo 20: 29 - 34

Al salir de Jericó, lo siguió una gran multitud. Y dos ciegos que estaban sentados junto al camino, cuando oyeron que Jesús pasaba, clamaron: "¡Señor! ¡Hijo de David! ¡Ten misericordia de nosotros!"
La gente los reprendía para que callasen. Pero ellos clamaban aún más: "¡Señor!
¡Hijo de David! ¡Ten misericordia de nosotros!
Entonces Jesús se detuvo, los llamó, y les preguntó: ¿Qué queréis que os haga?
Ellos dijeron: "Señor, que sean abiertos nuestros ojos".
Entonces, Jesús se compadeció y al instante recibieron la vista. Y lo siguieron.

4 comentarios:

Soledad Pérez dijo...

Amén, cuando toda la adversidad quiera hacernos callar debemos seguir clamando misericordia y el Señor hará maravillas en nosotras.
Cariños

Rosa Goncalves dijo...

Oi amiga!

Ninguém poderia ser tão especial
como você é para mim
preenche minha vida,
meu coração,
meu mundo com tanta felicidade.

Ninguém mais poderia me completar
como você me faz
com um simples gesto,
com suas doces palavras,
com seu sorriso,
com seu delicioso carinho .

Ninguém mais poderia ser essa pessoa,
tão especial
tão meiga
tão cativante
tão doce
tão carinhosa
tão encantadora
tão fascinante

Ninguém mais poderia
me compreender melhor
do que você!
Ninguém, a não ser você.
:::::jinhossssss Rosa

Anónimo dijo...

YO TAMBIEN ME ANOTE AL RETO DE LAS LABORES OLVIDADAS,,AYER LO HICE ASI QUE PUBLICO EL MES QUE VIENE
BESOS
ANNY

artemisa dijo...

Hace tiempo que no pasaba por aquí y la palabra diaria me llenó de optimismo.Un beso .