jueves, 21 de octubre de 2010

La Palabra Diaria

Salmo 18: 1- 6

Te amo, oh Señor, fortaleza mía. Oh Eterno,  roca mía, castillo mío y mí libertador; Dios mío, fortaleza mía en quien me refugio. Mi escudo, y la fuerza de mi salvación, mi alto refugio.

Invoraré al Eterno Dios, digno de ser alabado, y sere salvo de mis enemigos.Las olas de la muerte me circundaron. torrentes de perversidad me atemorizaron, ligaduras del sepulcro me rodearon, trampas de muerte me sorprendieron.
En mi angustia invoque al Eterno, clamé a Dios. Y él oyó mi voz desde su templo, y mi clamor llegó ante él, a sus oídos.