Jesús dijo:
"Ninguno puede servir a dos señores. Porque, o aborrecerá a uno y amará al otro, o estimará a uno y menospreciará a otro. No podéis servir a Dios y a las riquezas". Los fariseos, que amabán el dinero, oyeron también todo esto, y se burlaban de él.
Entonces Jesús les dijo: "Vosotros sois los que os justificáis a vosotros mismos ante los hombres, pero Dios conoce vuestro corazón. Lo que los hombres tienen por sublime, para Dios es abominable".
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