sábado, 13 de marzo de 2010

La Palabra Diaria

Daniel 4: 34 - 37

Al fin del tiempo, yo Nabucodonosor alce mis ojos al cielo, y mi sentido me fue devuelto. Entonces alabé al Altísimo. Honré y glorifiqué al que vive para siempre, cuyo dominio es dominio eterno, y su reino por todas las generaciones.

Ante él todos los habitantes de la tierra son considerados como nada. En el ejército del cielo y en los habitantes de la tierra, hace según su voluntad. Ni hay quien detenga su mano y le diga: "¿Qué haces?

En el mismo tiempo mi sentido me fue devuelto, y la majestad de mi reino, mi dignidad y mi grandeza volvieron a mí. Mis gobernadores y mis consejeros me buscaron. Y fui restituido a mi reino, y mayor grandeza me fue añadida.

Ahora, yo Nabucodonosor, alabo, engrandezco  y glorifico al Rey del cielo, porque todas sus obras son verdad, sus caminos justos, y puede humillar a los que andan con soberbia.

1 comentario:

Norminha dijo...

Olá!

Vim conhecer e passear em seu agradável Blog!
Desejo uma bonita semana para voce.

Abraço,

Norminha