Mateo 13: 24 - 30, 36 - 46
Jesús les contó otra parabola. Les dijo: "El reino de los cielos es semejante al hombre que sembró buena semmilla en su campo. Pero mientras sus hombres dormían, vino su enemigo, sembró cizaña entre el trigo, y se fue.
Y cuando la hierba brotó y dio fruto, apareció también la cizaña.
Entonces vinieron los siervos del dueño, y le dijeron: "Señor, ¿no sembraste buena semilla en tu campo? ¿ De dónde tiene cizaña? Y él respondió:
Un enemigo hizo esto. Los siervos le dijeron: ¿Quiéres que vayamos y la arranquemos? El dijo: No, para que al sacar la cizaña, no arranquéis también el trigo.
Dejad crecer juntos lo uno y lo otro hasta la siega. Y al tiempo de la siega yo diré a los segadores: Arrancad primero la cizaña, y atadla en manojos para quemarla, pero juntad el trigo en mi granero".
Entonces Jesús despidió a a gente, y vino a casa. Allí se le acercaron sus discípulos, y le dijeron: "Explícanos la parábola de la cizaña en el campo". El respondió: "El que siembra la buena semilla es el Hijo del Hombre. El campo es el mundo, la buena semilla son los hijos del reino, y la cizaña son los hijos del maligno.
El enemigo que la sembró es el diablo, la siega es el fin del mundo, y los segadores son los ángeles.
Así como se arranca la cizaña, y se quema en el fuego, así sucederá al fin de este mundo. El Hijo del Hombre enviará a sus ángeles a jutar de su reino a todos los escandalosos, y a los que cometen iniquidad, y los echarán en el horno de fuego. Allí será el llanto y el crujir de dientes.
Entonces los justos resplandecerán como el sol en el reino de su Padre. El que tenga oídos, oiga.
Además, el reino de los cielos es semejante al tesoro escondido en un campo, que un hombre encuentra, y lo vueve a esconder. Y lleno de gozo va, vende todo lo que tiene, y compra aquel campo.
También el reino de los cielos es semejante al mercader, que busca buenas perlas. Y al encontrar una perla
de gran valor, va, vende todo lo que tiene, y la compra.
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