jueves, 13 de octubre de 2011

Sabiduría

I Reyes 3: 5 - 15,  4: 29, 34
Una noche en Gabaón,  el Eterno se apareció  a Salomón en sueño, y le dijo:
 "Pide lo que quieras que te de". Salomón respondió: "Tú tuviste gran amor a tu siervo David mi padre, porque él fue fiel a ti, de corazón justo y recto. Y tú has mostrado esta gran bondad al darle un hijo que se siente en su trono como sucede en este día.
Ahora, oh Eterno Dios mío, tú me has puesto a mí tu siervo por rey en lugar de David mi padre. Y yo soy joven, y no sé como conducirme. Tu siervo está en medio de tu pueblo, el que tú elegiste; un pueblo grande, que no se puede contar ni numerar por su multitud.
Así, da a tu siervo un corazón entendido para juzgar a tu pueblo, para discernir entre lo bueno y lo malo. Porque, ¿quién podrá gobernar a este pueblo tan grande?
Y agradó al Señor que Salomón puidiese sabiduría.
Y Dios le dijo: : Porque has demandado esto, y no pediste para ti larga vida, ni riquezas, ni la vida de tus enemigos, sino que pediste inteligencia para saber oír y gobernar, cumplo tu pedido, y te doy un corazón tan sabio y entendido como no hubo otro antes de ti, ni lo habrá después. Y también te doy lo que no pediste, riquezas y gloria; tal que entre los reyes ninguno haya como tú en todos tus días. Y si andas en mis caminos, y guardas mis normas y mis Mandamientos, como anduvo tu padre, prolongaré tu vida".
Dios dotó a Salomón de extraordinaria sabiduría y prudencia, anchura de corazón como la arena del mar.
Para oír la sabiduría de Salomón venían de todos los pueblos, y de todos los reyes de la tierra, a donde había llegado su fama.

1 comentario:

areiasdejade dijo...

Adorei este post, maravilhoso! Parabens!
Nely