martes, 10 de agosto de 2010

La Palabra Diaria

Apocalípsis 1: 1-3

La revelación de Jesucristo, que Dios le dio para manifestar a sus siervos lo que debe suceder pronto. Y lo declaró, enviando su ángel a su siervo Juan.
El testifica de todo lo que vio; a saber, de la Palabra de Dios y del testimonio de Jesucristo.
 ¡Dichoso el que lee las palabras de esta profecía, y dichoso los que la oyen, y guardan lo que está escrito en ella, porque el tiempo está cerca!

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